lunes, 20 de septiembre de 2021

[Público] Aporofobia o cómo el odio golpea a las personas que viven en la calle

Antonio, su gatito, le salvó la vida. Eso es lo que repite una y otra vez Rita de Cóssia Andrade, natural de São Paulo, que a sus 55 años lleva viviendo en una casa casi dos tras haber superado otros nueve en situación de calle. "Mi antigua pareja me pegó con un machete en la cabeza. Ahora, cuando veo en el espejo la cicatriz, ya no significa nada para mí porque tengo una familia", relata. Esa familia es Hogar Sí, la iniciativa social que desde 1998 lucha contra el sinhogarismo en España. La aporofobia, una de las peores consecuencias de este fenómeno, puede llegar a ser el eje vertebrador del desenlace más fatal: el asesinato de alguien que vive en la calle, como ya ha ocurrido en el Estado español.

Rita de Cóssia Andrade / Hogar Sí
El caso de Rita tan solo es uno de los más de entre 8.000 y 10.000 personas que no tienen un hogar en el que vivir, según las estimaciones realizadas por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030; "las más fiables", comenta Maribel Ramos Vergeles, subdirectora y portavoz de Hogar Sí. La aporofobia, término acuñado por Adela Cortina, implica el menosprecio y violencia hacia las personas en situación de pobreza, y desde Hogar Sí lo aplican a aquellas que, en particular, se encuentran en situación de calle: "Cuando pasamos al lado de una de estas personas tenemos sentimientos culpabilizadores a nivel individual. Pensamos que algo habrá hecho para estar así, que no ha querido trabajar o que no se ha esforzado lo suficiente, pero jamás reflexionamos sobre la vida que hay detrás", enfatiza Ramos.

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