María del Milagro Pérez Lacruz murió con tan solo 25 años. De ideas firmemente anarquistas, se la conoce como la primera mujer herida en la Guerra Civil, en agosto de 1936, cuando un bombardeo causó numerosos estragos en la Columna de Hierro, donde se había alistado voluntariamente. Al igual que miles, un juicio sin garantías, repleto de falsos testimonios y con una judicatura ya franquista rabiosa de sangre, le condenó a muerte. Su fusilamiento todavía tiene eco en la actualidad. Sobre todo, ahora, cuando una novela gráfica titulada por el apodo que le acompañó toda su vida ha alcanzado la segunda edición: ‘María la Jabalina’ (Astiberri, 2024).
La Jabalina, en este caso dibujada por Cristina Durán y guionizada y coloreada por Miguel Ángel Giner, comenzó su andadura militando en las Juventudes Libertarias una vez que su familia se había trasladado desde las Minas de Ojos Negros, en Teruel, al valenciano Puerto de Sagunto. Ya en 1934, en plena Segunda República, la joven iba a escuchar los mítines de sus aclamados referentes, como la cenetista Aurora Torres. Una vez que estalla la guerra, no lo dudó. Había que defender la legalidad republicana y, por el camino, hacer la revolución social que tanto ansiaba.
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