martes, 31 de enero de 2017

Página suelta #6. Más reflexión y menos inculcación.

Estudiantes. Todos, todas. Memorizamos datos, frases estereotipadas, autores y alguna que otra autora que ha pasado los altos cánones de la academia, masculina, desde luego. Nos sentamos ante palabras que en ocasiones ni siquiera compartimos, que no han salido de nuestra boca, a las que no vemos ningún sentido después de ese examen que siempre está presente.
Clasificaciones infinitas, memoria visual, reglas mnemotécnicas, todo para escupir sobre esa hoja de papel aquello que determinará nuestra nota final. La nota, un número. Un número entre decenas de otros que acabarán conformando el expediente académico. Expediente académico que no servirá, en la mayoría de los casos, para absolutamente nada a lo largo de tu vida. Porque aún no sabes si podrás ganarte la vida dedicándote a lo que te gusta. Dedicándote a lo que realmente te llena.

Hay más. Las notas no significan nada. El sistema educativo solo está destinado a crear máquinas productivas. Si no, ¿a qué responden los ataques a las materias que son puramente de Humanidades? Solo interesa la productividad, a corto plazo, las operaciones automáticas y mecanizadas para no dejar lugar a la crítica o el debate.
Tampoco es culpa del profesorado, pues creo que esta parte fundamental de la educación, o al menos la mayoría, está de parte de la defensa de una educación social, de calidad, sin tantas exigencias únicamente teóricas.

Que en un examen un alumno saque un 1 y una alumna saque un 10 tan solo hay de diferencia que se pregunte temario que una se ha preparado mejor que el otro. Pero hay más, otra vez. La diferencia también puede estar en que uno se tiene que encargar de cuidar a sus hermanos pequeños, trabajar porque el sueldo de su padre y madre no es suficiente o, simplemente, en que no todos los y las estudiantes pueden disfrutar de una habitación individual en la que poderse desenvolver teniendo un espacio que se sienta como propio. Son los pequeños detalles, que apenas nadie ve, los que acaban conformando aquellas realidades de las que todo el mundo es consciente.

Nos volvemos locos y locas por una nota que no va a significar nada. Absoluta, práctica y teóricamente nada.

Más reflexión y menos inculcación. Está en tus manos luchar por ello.