Elena Poniatowska en la presentación de su último libro. — Eduardo Parra. / EUROPA PRESS |
"Frente a la injusticia: contar un siglo", denominación del coloquio en el que participó, fue el paraguas sobre el que la escritora se resguardó de una lluvia metafórica durante algo más de una hora en el conversatorio auspiciado por La Casa Encendida. Cuasi nonagenaria, la francesa de nacimiento y mexicana de adopción se mostró clarividente, risueña, honesta. "Desde niña siempre he tenido una situación de muchísimo privilegio. Recuerdo el trato que les daban a los chilenos que venían a México huyendo de la represión de su país, recuerdo su dolor y el trato espantoso que le dieron a Allende y sus seguidores".
Su voz se mantiene suave, con unas variaciones apenas perceptibles, y dice: "Yo aprendí el español mexicano en la calle, de las personas que trabajaban en las casas, de las cocineras. Yo hablaba su español, un español que también venía del campo". Ataviada con un jersey morado cubierto por un chaleco desabrochado algo más grueso, Poniatowska mira a la cámara que la filma para hablar sobre la situación de los refugiados. "Lo más doloroso es la gente que está encima de una balsa en el mar y ningún país le abre los brazos. No hay ninguna playa que les esté esperando. Niños, mujeres, ancianos. Esta es una de las realidades más atroces y condenatorias de nuestra época, el egoísmo que inunda los países de Europa".
Su voz se mantiene suave, con unas variaciones apenas perceptibles, y dice: "Yo aprendí el español mexicano en la calle, de las personas que trabajaban en las casas, de las cocineras. Yo hablaba su español, un español que también venía del campo". Ataviada con un jersey morado cubierto por un chaleco desabrochado algo más grueso, Poniatowska mira a la cámara que la filma para hablar sobre la situación de los refugiados. "Lo más doloroso es la gente que está encima de una balsa en el mar y ningún país le abre los brazos. No hay ninguna playa que les esté esperando. Niños, mujeres, ancianos. Esta es una de las realidades más atroces y condenatorias de nuestra época, el egoísmo que inunda los países de Europa".
Seguir leyendo AQUÍ