Personas haciendo cola en un banco de alimentos de una asociación madrileña. / SUSANA VERA (REUTERS) |
El refuerzo para intentar paliar la falta de personal en el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) constaba de 500 personas que teletrabajarían durante cuatro meses. La trabajadora despedida relata cómo ciertos comentarios le dejaron entrever el pensamiento de su coordinadora desde el principio: "Lo primero que nos dijeron era que íbamos a tratar con gente que va a comedores sociales". Sus funciones, que consistían en clasificar los expedientes que llegaban en relación a la solicitud del IMV, les obligaba a comprobar que todos los requerimientos estuvieran completos. "Teníamos que entrar en bases de datos a las que, normalmente, el acceso es restringido para funcionarios, como el SEPE o la intranet del Instituto Nacional de la Seguridad Social, y en las que nos daban pleno acceso para conocer la identidad de la persona, así como otros aspectos, como si había solicitado alguna otra prestación y su vida laboral", relata la antigua empleada.
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