sábado, 8 de agosto de 2020

[Público] Informes falsos, ocultamiento de positivos y vulneración de derechos laborales en un piso de menores tutelados en Madrid

Lo que ocurre puertas para dentro del piso de menores tutelados sito en la madrileña localidad de Tres Cantos ha dejado de ser un secreto. CNT Comarcal Sur Madrid denuncia la situación en la que se encuentran las trabajadoras, a las que se falsean informes, se les oculta información y se obliga a realizar funciones fuera de su categoría laboral de técnicas de integración social, como limpiar o cocinar, una información de la que ya disponen en Inspección de trabajo. El servicio externalizado por parte de la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid está gestionado por la Fundación Grupo Educativo- GE Escuela de Ocio, que ya se vio salpicado por un caso similar hace tres años y que denunciaron desde el sindicato Co.bas.

Alberto Reyero observa a Isabel Díaz Ayuso y
Enrique Ruiz-Escudero, en el pleno de la Asamblea / EFE
El testimonio de una de las trabajadoras contratada como técnica de integración social que prefiere mantenerse en el anonimato por posibles represalias aporta algo de luz a lo que ocurre en el piso donde conviven, actualmente, diez adolescentes tutelados. "Yo entré a trabajar por la emergencia de la Covid, y al principio todo iba bien. Al poco tiempo, empezamos a ver que desde el centro estaban enviando informes con nuestra firma pero que nosotras no habíamos escrito a la Comunidad con un nivel máximo de manipulación, con juicios muy graves hacia los menores", comienza a relatar la trabajadora.

"En uno de los informes se llega a acusar a un chaval de que abusaba de sus compañeras, algo totalmente falso ya que de ser cierto lo hubieran puesto en conocimiento de la Fiscalía de menores. Además, hablamos con las chicas y estaban flipando, sobre todo porque alguna procede de familias en las que sí que se habían cometido abusos", explica la integradora social. Según su relato, el racismo también tiene cabida en el piso de menores ya que "a los chavales de origen extranjero no occidentales, sobre todo marroquís, no les atienden todas sus necesidades básicas". Además, el discurso de odio no solo está ligado a la raza, sino a la orientación sexual: "La coordinadora ha llegado a decirles "putos negros" o que no va a tolerar mariconadas cuando entró al piso un chaval gay", en los propios términos de la trabajadora.

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