Resulta poco atrevido definir a El árbol de la ciencia como uno de los mejores libros de Pío Baroja, dada la atmósfera decadente, los pueblos perdidos en el pasado y los personajes tan reflexivos como típicos de la Generación del 98.
El propio Pío Baroja denomina a El árbol de la ciencia como “probablemente el libro más acabado y completo de todos los míos”. La obra, escrita en 1911 está englobada en la trilogía titulada La Raza, en la que también se encuentran La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909). En esta obra, ambientada en torno a 1898, ya que se habla del desastre sufrido en América y la pérdida de las colonias españolas, se distinguen temas que nunca abandonarán a los escritores de la Generación del 98 ni tampoco a los realistas del siglo XIX. Entre estos temas quizá el que más sobresale es el desarraigo que el autor siente hacia su propia patria o la confrontación del mundo rural (Alcolea del Campo) frente a la ciudad cosmopolita abierta al progreso (Madrid).
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