domingo, 18 de marzo de 2018

Autodestrucción masiva

Angustia ensordecedora
en esos ojos con pupilas llenas
de oscuridad y esperanza.

El cristal no da un respiro:
sabes que corta pero el tabique
que lo consume es la puerta
al sexto sentido de la experiencia.

Autodestrucción masiva
porque las palmas de mis manos
no son suficientes para tocar
el sabor de la incertidumbre,
y mi boca aún convalenciente
se rinde ante el sonido desacompasado
de la música agitadora.

La nariz busca un rastro
del que siempre renegó.
Ya hay demasiada luz
para que no queramos saber
toda nuestra verdad.

Y me rompieron el cristal en la cabeza.

Los sentidos miraron al corazón latente
cuando los dedos jugaban
con los hilos de sangre
que mis ojos lloraban
que mi nariz expulsaba
que mi boca escupía
que mis tímpanos lanzaban.

Vi que mi sexto sentido
era el único que daba vida
al cuerpo que solo buscaba morir
en los brazos mutilados
de las interrogaciones en las que vivía.

Por Alberto García-Álix.

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