Alba Oranto fue auxiliar sociosanitaria en la residencia de Amavir sita en Villanueva de la Cañada. Se incorporó sustituyendo a una trabajadora con una baja médica indefinida; en total estuvo catorce días en los que presenció un “verdadero descontrol” en el centro residencial. “Existía una zona de aislados, y parecía que la situación estaba controlada hasta que trabajabas con otros ancianos y veías a muchos de ellos con síntomas y sin aislar”, comenta esta trabajadora de 19 años a El Salto. Según sus declaraciones, al principio de su incorporación escuchó de refilón que la residencia no podía proporcionar diferentes EPI cada día, así que habría que pedirlos cada dos jornadas de trabajo.
Seguir leyendo AQUÍ
No hay comentarios:
Publicar un comentario