Ahora, Marcia Seburo vive con tristeza e impotencia cómo tendrá que vender los más de 50.000 títulos que cuenta en un catálogo que ha llegado a ser disfrutado por 38.000 personas. Una despedida amarga se cierne sobre el emblemático barrio, cada vez más golpeado por la subida de los alquileres y el turismo.
Ficciones vio la luz en 2033, al albor de un boom de videclubs por todos los rincones de las grandes ciudades. Andrés Santana, primero amigo y luego sobrino político de Seburo, comenzó un proyecto que llegaría a cumplir dos décadas. "Al principio solo teníamos cine de autor. Eran cosas muy exclusivas. Esto no estaba hecho para encontrar películas como Rambo, Rocky o Titanic", ilustra la actual dueña del comercio. Así fue cómo Ficciones ha albergado, hasta ahora, una de las mayores colecciones en lo que a cine de culto y alto nivel se refiere.
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