lunes, 15 de enero de 2018

[Variación XXI] La silenciosa lucha de los ancianos LGTB

Es un anciano, una persona mayor o una vieja, da igual. Vive sus días como puede, estirando todo lo posible una pensión de 400 euros. No sale de casa porque no tiene motivos ni ganas. Tampoco tuvo hijos que ahora le saquen de su minúsculo piso. Por tener, no tuvo siquiera una pareja que se los pudiera dar. No tiene libertad, no tiene amor, no tuvo sexo con quien realmente le atraía (aunque en eso ya ni piense), no tiene salud mental porque no muestra su verdadera personalidad.

Sin embargo, sí que tiene algo: miedo a que su verdadero yo se descubra. Es bisexual, transexual, lesbiana o gay sin serlo, porque nunca pudo vivir como tal debido al miedo que tenía de lo que le haría la sociedad. Estando como está, en sus últimos años, cada vez duda más de si será capaz de hacer esto o lo otro. Su autonomía ha sido desde siempre su punto fuerte, ya que continuamente ha conseguido valerse sin depender de nadie. Pero aun así, le flaquean las fuerzas debido a la edad. Es por todo esto, y mucho más, por lo que esta persona planea suicidarse.


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