El aforo: 200 personas. El enclave: la acera frente a la embajada, vallada y con una férrea presencia policial. Ni una ni otra premisa se han podido cumplir. En torno a 3.000 personas, la totalidad de ellas con mascarillas, se ha agolpado al final de la madrileña calle Serrano para reivindicar la violencia policial estadounidense, aunque también se han coreado algunos cánticos relacionados con el racismo institucional que impera en España, según aseguran colectivos como el Sindicato de Manteros.
Clavando la rodilla en el suelo y levantando el puño, los congregados han guardado varios minutos de silencio en honor Floyd, el último afroamericano asesinado a manos de un agente policial blanco de EE.UU. El "I can’t breath" ("no puedo respirar", en castellano), algunas de las últimas palabras que la víctima pudo decir mientras el policía le asfixiaba, ha resonado en repetidas ocasiones, recordando así la saña con la que el policía acabó con la vida de Floyd. Al mismo tiempo, decenas de personas racializadas se han tumbado boca abajo en el suelo con los brazos cruzados a sus espaldas, a modo de performance, dando una imagen que la mayoría de los asistentes no se han querido perder.
Clavando la rodilla en el suelo y levantando el puño, los congregados han guardado varios minutos de silencio en honor Floyd, el último afroamericano asesinado a manos de un agente policial blanco de EE.UU. El "I can’t breath" ("no puedo respirar", en castellano), algunas de las últimas palabras que la víctima pudo decir mientras el policía le asfixiaba, ha resonado en repetidas ocasiones, recordando así la saña con la que el policía acabó con la vida de Floyd. Al mismo tiempo, decenas de personas racializadas se han tumbado boca abajo en el suelo con los brazos cruzados a sus espaldas, a modo de performance, dando una imagen que la mayoría de los asistentes no se han querido perder.
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