La primera vez que Luis Suárez-Carreño entró en la cárcel de Carabanchel tenía 21 años. Era junio de 1970 y, tras haber pasado tres calamitosos días plagados de torturas en la Dirección General de Seguridad, sita en la Puerta del Sol, llegó a esta prisión de tránsito acusado de propaganda ilegal: “Entrar allí era impresionante, todo un mundo. Era una ciudad con su propia organización y reglas”, recuerda. También rememora que traspasar las puertas de la prisión le pareció “un alivio” debido a los interrogatorios tan duros que había sufrido.
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