Hacía dos años que Fernández no volvía a su tierra, Galicia, desde Berlín, ciudad en la que reside con su marido. “Salimos un rato al bar de un amigo que cerró a la 1, como está establecido, aunque nosotros nos quedamos más tiempo dentro charlando con él y tomando algo. A la salida, de vuelta a casa de mi madre, unos cinco minutos andando, este hombre apareció gritándonos que éramos unos maricones. Yo seguí mi camino porque paso de estas tonterías, y mi pareja estaba unos metros más atrás que yo, hasta que vi cómo sacaba una porra extensible, se acercó a mí y me empezó a golpear por todo el cuerpo”, comienza a relatar el afectado.
Seguir leyendo AQUÍ
No hay comentarios:
Publicar un comentario