José Carlos González enseña los restos de las chabolas de los familiares mirando hacia el destacamento penal de Bustarviejo / Nerea Villuendas |
Diez columnas levantan la famosa pasarela, inutilizada desde los años 2000, que contrasta con las modernas y cercanas vías del AVE. En la construcción "endecaojival" aún resuenan los más de dos millares de presos que pasaron por el destacamento penal de Soto del Real entre 1942 y 1950. Ellos, con sus manos, levantaron la infraestructura, al igual que lo hicieron 4.000 condenados más a lo largo de los 70 kilómetros de vía finalizados en 1955 e inaugurados en 1968. Zarzas y setos caducos orientan el paso. Las ruinas conservan las puertas de los ganaderos que utilizaron el lugar cuando se cerró el destacamento. No queda nada de los barracones, solo la planta confeccionada por un ingeniero militar sublevado y esbozada en 1937, manida de tanto usarse en otros muchos enclaves, comenta Pascual.
Este productor audiovisual está realizando un documental titulado Estos muros en el que aborda el programa de redención de penas por el trabajo del franquismo gracias a un crowfunding. Todo surgió hace un tiempo, cuando se acordó del poema pintado en la pared de las ruinas madrileñas de Soto del Real: "Volvimos algunos amigos que jugábamos por aquí de pequeños y lo reescribimos". A escasos dos metros de su ubicación original, los versos recuerdan lo que en ese patio ocurrió; los mismos versos que alguien, en los años 60, se encargó de pintar tras aplanar la pared con una pátina de yeso.
Este productor audiovisual está realizando un documental titulado Estos muros en el que aborda el programa de redención de penas por el trabajo del franquismo gracias a un crowfunding. Todo surgió hace un tiempo, cuando se acordó del poema pintado en la pared de las ruinas madrileñas de Soto del Real: "Volvimos algunos amigos que jugábamos por aquí de pequeños y lo reescribimos". A escasos dos metros de su ubicación original, los versos recuerdan lo que en ese patio ocurrió; los mismos versos que alguien, en los años 60, se encargó de pintar tras aplanar la pared con una pátina de yeso.
Fotografías de Nerea Villuendas
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