Amparo Sánchez Monroy nació en España durante la Guerra Civil y vivió en el exilio en un campo de concentración en Francia. — Guillermo Martínez |
Activista de la memoria, creó la primera asociación de hijos e hijas de republicanos y niños exiliados. Con un dulce acento francés, esta octogenaria a la que arrebataron hasta el nombre repasa las vicisitudes de una biografía que sigue escribiendo, con buena letra, para no olvidar ni un ápice del horror que vivió. Ahora comparte su testimonio tras su paso por el I Congreso Internacional La Desbandá que se ha celebrado en Mollina, Málaga.
Amparo, con apenas un año traspasa los Pirineos tras haber nacido cerca de Barcelona bajo las bombas. ¿Cómo fue aquello?
Pronto llegué a los campos de concentración franceses, a esa vida ruin y mísera que nos esperaba a todos los refugiados involuntarios, los exiliados forzosos. Sé que cruzamos la frontera el 7 de febrero de 1939, con las tropas sublevadas pisándonos los pies y con la aviación fascista bombardeando nuestra columna de refugiados. Tres días después, los franceses cerraron la frontera.
Yo cumplí mi primer año de vida en Argelès sur Mer, a donde nos destinaron a mi padre, mi madre y mi abuela materna. Francia era una democracia, una república con el lema "Libertad, igualdad y fraternidad", pero no eran tiempos de humanismo. Nos encontramos repletos de desesperación y desengaño.
Amparo, con apenas un año traspasa los Pirineos tras haber nacido cerca de Barcelona bajo las bombas. ¿Cómo fue aquello?
Pronto llegué a los campos de concentración franceses, a esa vida ruin y mísera que nos esperaba a todos los refugiados involuntarios, los exiliados forzosos. Sé que cruzamos la frontera el 7 de febrero de 1939, con las tropas sublevadas pisándonos los pies y con la aviación fascista bombardeando nuestra columna de refugiados. Tres días después, los franceses cerraron la frontera.
Yo cumplí mi primer año de vida en Argelès sur Mer, a donde nos destinaron a mi padre, mi madre y mi abuela materna. Francia era una democracia, una república con el lema "Libertad, igualdad y fraternidad", pero no eran tiempos de humanismo. Nos encontramos repletos de desesperación y desengaño.
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