domingo, 9 de octubre de 2022

[Público] Cuarenta años después de ETA político-militar: reinserción de los terroristas y asesinatos sin juzgar

Todo comenzó el 13 de septiembre de 1974 en la cafetería Rolando, en la calle del Correo de Madrid. Aquel fue el enclave decidido por ETA para llevar a cabo la primera matanza indiscriminada de civiles de su historia, que se remontaba hasta 1958. Aquel suceso, además, fue lo que determinó la mayor escisión que sufriría la banda terrorista, cuando decenas de sus integrantes pasaron a formar parte de ETA político-militar (ETApm). Este 2022 se cumplen 40 años de su disolución: cuatro décadas de un proceso con una cara, la reinserción de los terroristas en la vida cotidiana y política, y una gran cruz, el hecho de que la práctica totalidad de sus 28 asesinatos quedaran sin juzgar y, en muchas ocasiones, sin ni siquiera investigar.

ETA sostuvo, como hizo hasta tantos años después, que la situación no era otra que una guerra abierta frente al Estado español y no dejarían sus métodos revolucionarios hasta la consecución de la independencia y el socialismo de una Euskadi ampliada. ETApm, en cambio, prefirió que la estrategia política estuviera por encima de la estrategia armada, al contrario que sus antiguos compañeros, que supeditaban la política a los intereses de ETA militar.

"Con el tiempo las diferencias se acentuaron. ETA apadrinará y luego tomará el control de Herri Batasuna, coalición a la que le impedirá participar en política. Por otra parte, ETApm también comete atentados, pero acepta ejercer de obediente a la retaguardia de la coalición Euskadiko Ezkerra, y esa es la diferencia que explica por qué una se disuelve en 1982 y la otra no", relata el historiador Gaizka Fernández, responsable de Investigación del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo.

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