Antonio Martos, hermano mayor de la víctima, sostiene un retrato de Cipriano, con los trabajos arqueológicos de excavación de la fosa al fondo, tapados por una malla verde. | ROGER MATEOS. |
Su familia jamás pudo ver el cadáver, que fue enterrado en una fosa de beneficencia del cementerio de Reus. El crimen fue silenciado por la dictadura y apenas tuvo repercusión entre los grupos de la clandestinidad. Ahora, el Departamento de Justícia, Drets i Memòria de la Generalitat de Catalunya ha iniciado los trabajos de exhumación de su cuerpo.
Natural de un núcleo de casas cercano a Loja, en Granada, Martos provenía de una familia de campesinos pobres, marcados por el analfabetismo. Cuando nació, en 1942, el hambre de la posguerra azotaba el sur. En 1969 decidió migrar a Sabadell junto a su hermano Antonio para dedicarse a la construcción. Una nueva vida empezaría para él: la combatividad de la ciudad y su fuerte movimiento sindical, junto a las nuevas opciones culturales y sociales que se encontró, le terminarían de alejar de sus raíces.
Natural de un núcleo de casas cercano a Loja, en Granada, Martos provenía de una familia de campesinos pobres, marcados por el analfabetismo. Cuando nació, en 1942, el hambre de la posguerra azotaba el sur. En 1969 decidió migrar a Sabadell junto a su hermano Antonio para dedicarse a la construcción. Una nueva vida empezaría para él: la combatividad de la ciudad y su fuerte movimiento sindical, junto a las nuevas opciones culturales y sociales que se encontró, le terminarían de alejar de sus raíces.
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