miércoles, 14 de diciembre de 2022

[Público] Las carreteras más turísticas de Mallorca las levantaron presos del franquismo mediante trabajos forzados

Paulino López Sánchez engrosó las filas de la columna de Hierro de València al fracasar el golpe de Estado del 18 de julio de 1936. En aquella unidad anarquista, a la que llegó desde Cuenca en bicicleta, luchó los casi tres años que duró la contienda. Poco después daría con sus huesos en uno de los campos de concentración que el franquismo creó a lo largo y ancho del país. Terminó en Mallorca, obligado a trabajar de manera forzada, e hizo las carreteras por las que, actualmente, transitan miles de turistas al año. Ahora, el Gobierno de las Islas Baleares ha colocado toda una serie de señales a lo largo de los 300 kilómetros de carretera construidos mediante mano de obra de presos para indicar que ahí, justo ahí, ese pavimento fue realizado por republicanos cautivos.

Prisioneros construyendo un puente de la carretera entre Alcúdia
y Port de Pollença (1937-38). — CEDIDA

Miquel López Crespí es el hijo de Paulino. A sus 75 años, recuerda cómo su progenitor tuvo algo de suerte. "No está claro, pero según he investigado, pudo estar solo unos dos años interno porque salió en 1942, porque por extrañas circunstancias conoció a la que sería mi madre, de una conocida familia de derecha del pueblo", relata.

Aquel no fue el único golpe de suerte que tuvo Paulino. Su afición, cuasi profesional, a la pintura le granjeó cierto reconocimiento en el campo de concentración. "De jovencito se había ganado la vida pintando paisajes y bodegones, así que los militares le tenían cierta consideración porque siempre le pedían que le pintaran la foto de la mujer o de los hijos", relata Miquel. Pese a ello, las penurias en estos campos no arreciaban, y si el preso no tenía un contacto fuera, difícilmente podía subsistir por el hambre y la falta de atención médica.

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