En total, 41 viviendas han sido derribadas y 14 más tienen orden de ruina, a las que se suman 32 en estudio. En cuanto a plazas de garaje, 39 han sido destruidas, al igual que cinco locales comerciales. “Según el censo del Ayuntamiento, hay 650 viviendas afectadas de una u otra forma”, contabiliza Juan Antonio Fuentes, presidente de la Asociación Afectados por el Metro Rafael Alberti-Presa.
“Nosotros vivíamos en la calle Presa número 19. Estábamos cinco personas en una vivienda unifamiliar de tres plantas. Tras la primera grieta, comenzamos a escuchar crujidos nocturnos y pronto supimos que cada crujido era una nueva grieta que se abría”, cuenta Mari Carmen Cortés. Las pequeñas grietas se fueron agrandando y los 20 centímetros que medían al principio terminaron convirtiéndose en metros. Los movimientos de tierra eran tales que la puerta peatonal de la entrada de Cortés acabó inutilizada.
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