El origen del derecho del acusado a la última palabra está íntimamente ligado a las ideas ilustradas que intentaban acabar con las dinámicas judiciales del antiguo régimen, una época oscura para la justicia en la que eran aceptadas incluso confesiones sonsacadas bajo tortura. “Es importante saber que el titular del derecho a la defensa, tanto en la normativa nacional como europea, es la propia persona acusada, aunque la delegue en un abogado al tratarse de una materia muy técnica”, apunta Concha Roig, magistrada de la Audiencia Provincial de la sección Penal de Murcia.
Seguir leyendo AQUÍ
No hay comentarios:
Publicar un comentario