lunes, 18 de noviembre de 2019

Los relojes de las rotondas

Veo el tiempo pasar en los relojes
de las rotondas.
Los intensos días de calma transitando
las inmensas avenidas desclasadas
de una ciudad cabizbaja y repleta
de pulgares inalámbricos.

Las casas son hostales de carretera
en las que fornicar con el cansancio
exhausto y hogareño
de la nómina en el arcén de la vida.

Transitan ante mí los meses veloces
apaciguando las estaciones con el baile
del aire interno y la calefacción lujosa.

Aún siento resistencia en los pasos
y en los posos de los vasos
de los que saben que van
de los que saben que vienen
de los que conocen el adónde
pero huyen del por quién.

Por Robert Doisneau.

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