miércoles, 9 de febrero de 2022

[Ethic] «Menos corrupción siempre equivale a más democracia»

El fenómeno de la corrupción en España acumula numerosos casos que, a lo largo de la historia, han sacudido el país. Pocas instancias de la Administración se libran de un político, responsable o director que haya cometido alguna ilegalidad. «La corrupción suele mencionarse como una de nuestras peculiaridades. Algo así sería impensable en otros países europeos, más identificados con la puntualidad, la excelencia organizativa o la precisión para fabricar relojes», reflexiona el magistrado y exportavoz de la organización Jueces para la Democracia en su recién publicado libro, ‘La patria en la cartera’ (Ariel), donde esgrime las claves de cómo este problema ha llegado a ser uno de los más lacerantes de España y aporta numerosas ideas para fortalecer los organismos de control: mayor independencia del poder judicial, transparencia en los partidos y reducción de los puestos públicos elegidos de forma discrecional.


A la hora de abordar la conversación sobre la corrupción en España, puede llegar a parecer que lo se denosta es el país en sí y no esa práctica en concreto. Pero antes de ahondar en ello, ¿cuáles son las fortalezas democráticas del país?

Este no es un libro amable ni pretende serlo, porque aborda la corrupción a lo largo de la historia más reciente de España y toda esta historia es compatible con los principios democráticos ya asentados en el país y las mejoras que se han producido en cada uno de los contextos. España tiene valoraciones muy positivas en los principales indicadores internacionales en materia de calidad democrática; estamos entre los primeros diez países en limpieza en procesos de elección, eficiencia en la organización de las elecciones a todos los niveles y también respecto al pluralismo político. Esto es algo muy positivo si tenemos en cuenta que en el siglo XIX éramos un país muy atrasado. El término ‘pucherazo’ viene de esos tiempos en los que la corrupción era absoluta. Sin embargo, esos mismos indicadores nos dicen que tenemos problemas de corrupción y de debilidades institucionales en materia de separación de poderes y solidez en los organismos de control.

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