sábado, 30 de abril de 2022

[Público] Las cruces a los caídos por Dios y por España: así recordó Franco su victoria

La moneda que se incrustó en España en abril de 1939 cayó de canto. Durante los cuarenta años de dictadura y las décadas que la siguieron, la cara de Franco continuaba impertérrita. En el reverso, la cruz de la Iglesia católica que legitimó la contienda y apoyó una política de memoria histórica interesada, que eliminaba cualquier diferencia entre sus propios muertos. Todos ellos habían caído por Dios y por España. Los del otro bando, el democrático pero perdedor, también habían caído pero aún no se sabía dónde, o no se podía decir, o no se quería saber. Solo los primeros fueron recordados por el régimen en monumentos sobrios, como la mayoría de la parafernalia que desplegó el franquismo. Esta es la historia de la cruz que ensombreció España hasta que el sol volvió a salir en el siglo XXI.

El alcalde franquista de Sabadell en la inauguración 
del monumento a los caídos, en 1943 /  Arxiu Nacional 
de Catalunya, Sindicat de la imatge

Ya en el siglo XIX empezaron a construirse monumentos a importantes personajes, ilustres, intelectuales. Una tradición tanto europea como española, relacionada con el nacimiento del liberalismo y nacionalismo, es que las efigies se dedicaban a héroes que habían dado su vida por un ideal, el único correcto. Todo eso cambia, dice Miguel Ángel del Arco, con la llegada de las dos guerras mundiales. España, que las esquivó de aquella manera, tuvo su particular punto de partida en esta tradición con la Guerra Civil, un hecho histórico a partir del cual los monumentos metamorfosean hacia el recuerdo colectivo de aquellos que murieron en la retaguardia republicana o en el frente.

Del Arco es el autor de Cruces de memoria y olvido. Los monumentos a los caídos de la guerra civil española (1939-2021) (Crítica, 2022), además de director del departamento de Historia Contemporánea en la Universidad de Granada. Así inicia su explicación: "El franquismo se adueña del mito del soldado caído y unifica a todos los fallecidos que considera suyos". Es decir, se apropia de la muerte de miles de personas para sus propios fines políticos con esa pátina, inmaculada por décadas, de los que murieron por Dios y por España.

Seguir leyendo AQUÍ

No hay comentarios:

Publicar un comentario