Activistas colocan una pancarta en la antigua sede de UGT, situada en la madrileña calle de Hortaleza. — Guillermo Martínez |
Activistas procedentes de Fridays for Future, Extinction Rebellion, el Sindicato de Inquilinas y La Ferroviaria han tomado parte en esta acción que, como siempre, ha tenido un tono tan festivo como reivindicativo. Después de que el Tribunal Supremo corroborara la ilegalidad del desalojo que sufrió La Ingobernable, "la ciudad de Madrid recupera un espacio esencial para la organización social", reivindica Carlos García, otro de los portavoces.
"Lo ocupamos por la carga histórica que ha tenido este espacio, que ha servido para las luchas sociales y que ahora se iba a convertir en un pelotazo", completa Díaz mientras por un altavoz no deja de salir la música que agita las caderas de los allí presentes. La carga histórica, como dice, continuará gracias a esta ocupación: "UGT compró el edificio en 1987 y fue su sede principal hasta 2017. Al año siguiente lo alquiló a una empresa para desarrollar actividad hostelera. Según la prensa, el sindicato se embolsa entre 400.000 y 600.000 euros al año", agrega García.
"Lo ocupamos por la carga histórica que ha tenido este espacio, que ha servido para las luchas sociales y que ahora se iba a convertir en un pelotazo", completa Díaz mientras por un altavoz no deja de salir la música que agita las caderas de los allí presentes. La carga histórica, como dice, continuará gracias a esta ocupación: "UGT compró el edificio en 1987 y fue su sede principal hasta 2017. Al año siguiente lo alquiló a una empresa para desarrollar actividad hostelera. Según la prensa, el sindicato se embolsa entre 400.000 y 600.000 euros al año", agrega García.
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