Según los datos que maneja Pilar Rodríguez, portavoz de la Asociación vecinal El Organillo de Madrid, antes de la pandemia había 400 terrazas en la zona y cuando terminó el número se había duplicado. “El Ayuntamiento, con esa retahíla que tenía que parecía que los hosteleros eran los únicos que estaban perdiendo dinero durante la pandemia, permitió poner terrazas en bandas de aparcamiento que se dieron fundamentalmente en el centro, y dentro del centro, en Chamberí”, relata esta vecina.
Tal y como explicita, “un cuarto de esas 400 terrazas son ilegales, sin licencia, pero las han permitido” desde el Consistorio. La cosa fue a más en la conocida calle Ponzano, descrita por Rodríguez como “el paradigma del desmadre de todo Madrid”, en donde de 140 plazas de aparcamiento quedaron únicamente 30 utilizables tras la instalación de estas terrazas temporales, relata la portavoz.
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