Atravesados todos los colectivos participantes por la precariedad y la explotación laboral, las opresiones del sistema no se sienten igual en la piel racializada que en otra; en un papel que determina la situación irregular de una persona que en quien nunca se tendrá que enfrentar a ello; en esas personas vilipendiadas y que ni siquiera se las concibe como trabajadoras que en quien siempre tuvo un lugar en el sindicalismo. Conscientes de ello, “entendemos que son las personas migrantes y racializadas en la diáspora quienes sostienen este sistema y quienes están más invisibilizadas, y se les acortan o niegan derechos”, ha comentado Ramírez al respecto.
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