El último hallazgo ha sido la tapia de la entrada. Más allá, los expertos se han encontrado con un espacio totalmente diáfano y en perfecto estado que tendrán que documentar.
Construido entre 1937 y 1938 para que la ciudadanía pudiera guarecerse de los bombardeos que asolaban la ciudad durante la Guerra Civil, no son pocos los secretos que encarna: las piedras de la pila bautismal de Miguel de Cervantes, el vecino más célebre de la ciudad, fueron utilizadas para su construcción.
Seguir leyendo en La Vanguardia AQUÍ
No hay comentarios:
Publicar un comentario