Sin ellos con vida, Esther ha empezado a seguir su olfato, un olfato ya bien educado tras saber que su hermano de adopción, quien le saca 12 años, fue comprado por sus padres. "Muchas veces me han dicho que tengo una hermana por ahí, otra persona que se parece muchísimo a mí", dice a sus 47 años. Por eso, ha llegado el momento para Esther: quiere encontrar a su gemela perdida.
"Yo crecí muy contenta con mi familia en el barrio la Bola de Oro, en Granada. Cuando tenía 14 años nos mudamos cerca de Churriana y Armilla [pueblos de la provincia granadina] y no fue hasta los 27 años que vi una serie de datos que no me cuadraban mucho", explica esta andaluza. Fue a esa edad cuando Esther supo que había sido adoptada, después de que se lo confirmaran en el juzgado de paz al que acudió para pedir su partida de nacimiento.
"Yo crecí muy contenta con mi familia en el barrio la Bola de Oro, en Granada. Cuando tenía 14 años nos mudamos cerca de Churriana y Armilla [pueblos de la provincia granadina] y no fue hasta los 27 años que vi una serie de datos que no me cuadraban mucho", explica esta andaluza. Fue a esa edad cuando Esther supo que había sido adoptada, después de que se lo confirmaran en el juzgado de paz al que acudió para pedir su partida de nacimiento.
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