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Campus de la UC3M en Getafe, Madrid DAVID F. SABADELL |
A todo ello se suman algunas realidades que todavía no consiguen comprender, pues nadie ha sido capaz de explicárselas, como lo estrafalario que es tener que acudir a la universidad a realizar un examen pero desde su propio ordenador portátil, exponiéndose al contagio, o que tras más de un mes teniendo todas las clases de forma virtual porque debido al alto índice de contagios no era recomendable moverse, de repente sí sea seguro hacerlo para acudir a un examen.
Este último caso es lo que está sucediendo en la Universidad de Almería (UAL), donde el curso comenzó con un modelo de semipresencialidad en el que, por grupos rotatorios, acudían a las aulas con una reducción del aforo al 25%, lo que se traducía en que cada alumno y alumna recibía el temario de forma presencial una semana al mes. “En noviembre, cuando empieza a empeorar la situación en Andalucía, la Junta establece que las clases serán online, menos aquellas que requieran de un grado de experimentalidad alto”, explica José Ramón García, el presidente del Consejo de Estudiantes de la UAL. De esta forma, desde el 9 de noviembre no han recibido clase presencial.
Este último caso es lo que está sucediendo en la Universidad de Almería (UAL), donde el curso comenzó con un modelo de semipresencialidad en el que, por grupos rotatorios, acudían a las aulas con una reducción del aforo al 25%, lo que se traducía en que cada alumno y alumna recibía el temario de forma presencial una semana al mes. “En noviembre, cuando empieza a empeorar la situación en Andalucía, la Junta establece que las clases serán online, menos aquellas que requieran de un grado de experimentalidad alto”, explica José Ramón García, el presidente del Consejo de Estudiantes de la UAL. De esta forma, desde el 9 de noviembre no han recibido clase presencial.
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