Una vecina de la Cañada Real camina bajo la nieve el pasado jueves. — Mariscal / EFE |
El día a día de Aoulad se tornó más complicado del habitual desde que se fue la luz en el sector en el que vive. "Ayer estábamos todos con los abrigos puestos en casa y cuatro pares de calcetines cada uno. Los niños apenas pueden dormir y tengo todas las mantas orinadas, porque las criaturas no se aguantan del frío que hace", relata esta madre de cinco hijos cuyas edades están comprendidas entre los tres y 12 años. Su marido, desde hace dos meses en un ERTE, trabajaba contratado por una persona que explotaba una licencia de Uber. Como en la mayor parte de las zonas de Madrid, "la carretera se llenó de nieve, pero ahora es hielo, por lo que todo está congelado y resbala muchísimo".
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